Venta de antibióticos, con receta virtual
- Escrito por Magistrado Élfego Bautista Pardo
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Magistrado Elfego Bautista Pardo
Por la pandemia de Covid-19 están en juego la vida y el bienestar de la población. Cada nación y gobierno la enfrentan de acuerdo a sus posibilidades y con medidas asistenciales extraordinarias, pero en México a los que resultamos positivos de dicho mal se nos complica adquirir antibióticos para atacar el virus y las secuelas, porque en todo el país está prohibida su venta sin receta médica física, y ahora son virtuales, se dan por internet debido a la agenda saturada de los doctores y la frecuente imposibilidad de acudir a un hospital.
Esa limitante fue impuesta por la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) mediante acuerdo que dio a conocer y puso en vigencia el 25 de agosto de 2010, en reunión con periodistas y distribuidores y comerciantes de fármacos.
Además pensemos en la pertinencia de que dadas las difíciles circunstancias que atraviesa la Humanidad por ese mal, a la dispensación de la ley --la principal de las siete aceptadas universalmente-- se imponga la dispensación de medicamentos.
Por eso me atrevo a sugerir a la Cofepris que mientras prevalezca la epidemia, se disponga que todas las farmacias admitan receta médica virtual presentada en celular o computadora, si cumplen los requisitos de ley, como la cédula del profesional que las expide, para dispensación de dichos fármacos.
Debemos considerar que las difíciles circunstancias que enfrentamos por la pandemia nos han obligado a relevar lo presencial con lo virtual, lo que se debe incluir en la idea de que el uso racional de los medicamentos implica la participación activa del farmacéutico, quien debe brindar óptima atención.
Se tiene consciencia plena de que la limitación en comento obedece a que se comprobó que gran parte de la población se autorreceta medicamentos y los ingiere incorrectamente. Si son antibióticos, las bacterias se vuelven resistentes y se producen reacciones adversas: náuseas, dolor de cabeza, taquicardia, hipotensión, urticarias, eritemas, exantemas, entre y otras.
Recordemos que la Cofepris indicó que por la automedicación, los mexicanos consumimos 70.5 millones de cajas de antibióticos al año, o sea alrededor de 700 millones de tabletas.
Se tomó en cuenta que los diez antibióticos más demandados y provocan reacciones adversas son trimetoprima, ampicilina, eritromicina, amoxicilina, cefotoxamina, levlofoxacilo, metronidazol, penicilina, ciprofloxacino y diclofloxacino. Por esta razón también se dispuso que en los envases de antibióticos se expliquen los riesgos de usarlos inadecuadamente, qué tipo son, para qué sirven y la importancia de completar el tratamiento, entre otras medidas.
La Cofepris planteó que era necesario ese control porque los antibióticos sirven contra bacterias, no combaten virus, es decir son inútiles para combatir males virulentos, como resfriados, tos, dolor de garganta, gripe, problemas de senos nasales, bronquitis e infecciones de oído.
En la reunión, para subrayar la importancia de ese control en vista de la nociva costumbre de autorrecetarse, el director de Infectología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, Guillermo Ruiz Palacios, afirmó que era necesario porque hasta 80 por ciento de las personas que tienen alguna infección respiratoria, neumococo por ejemplo, presentan algún grado de resistencia bacteriana a los antibióticos que se recetan primero, como la penicilina.
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El acuerdo que prohíbe venta de antibióticos sin receta médica obedece también a que las autoridades perciben que los ciudadanos tenemos muy pobre concepto del sentido de responsabilidad, o ignorancia al respecto. Por esta condición en muchos aspectos de la vida cotidiana, nos tratan como a menores de edad. Ejemplo claro de lo cual es que se tuvo que prohibir estrictamente el fumar en locales cerrados, y suprimir los saleros en restaurantes.
El Covid-19 nos obliga a transitar del estado mental del niño dependiente al adulto independiente, maduro y solvente. Por nuestro propio bien, a la par de comportarnos como adultos en términos generales, para que las autoridades acepten que las farmacias del país vendan antibióticos necesarios para la recuperación integral de la salud tras sanar de ese mal tan sólo con la presentación de fotos de las recetas en el celular, procuremos que éstas contengan la leyenda correspondiente, si no es que los antibióticos solicitados son específicos.
No es ocioso apuntar que esta sugerencia se hace con perfecto conocimiento de que cualquier medida o acción estará sujeta o referida a una norma inscrita en el Estado de Derecho, pues son las leyes las que organizan y fijarán los límites de los derechos a los que cualquier acción está sujeta, pero cuando se persigue el bien común se deben considerar las circunstancias.
Así es el Derecho.